La formación humanística de las enfermeras: una necesidad insoslayable

REFLEXIÓN Y DEBATE

 

La formación humanística de las enfermeras: una necesidad insoslayable

 

The humanistic formation of nurses: unavoidable requirement

 

 

María del Carmen Amaro Cano

Cátedra de Bioética. Facultad de Ciencias Médicas "General Calixto García". Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. Cuba.

 

 


RESUMEN

 Introducción: el fundamento de esta investigación -realizada a lo largo de siete años (1995-2002)- parte del conocimiento del pasado para comprender el presente y transformar el futuro. Desde la fundación de la primera Escuela de Enfermeras en Cuba, se tuvo en cuenta la necesidad de conocimientos acerca de la Historia de la profesión, como contenido importante para fortalecer la vocación y la identidad profesional; y  también la enseñanza de la ética, como fundamento teórico de la conducta moral de las futuras profesionales.
En los años 90s se evidenció deterioro del modelo actuante entre un número nada despreciable de enfermeras, de diferentes grupos de edades; además, poca identidad con la profesión, pobre autoestima y orgullo profesional. Se hacía  necesario responder al problema científico generado: ¿cómo fortalecer identidad profesional y valores éticos profesionales?
Objetivo: socializar con los profesionales de enfermería con el propósito de contribuir a la formación humanística de las enfermeras.
Métodos: cualitativo e Histórico. Tipo de investigación: Investigación-acción, usando las técnicas de: encuesta, observación participante, grupo focal, Delphi, análisis documental, entrevista histórica y triangulación de datos.
Conclusiones: cuando surgieron los Planes D en Cuba, en el año 2002, fueron incluidas las asignaturas curriculares de Historia de la Enfermería y Ética y Bioética en Enfermería, en reconocimiento a la necesidad de la formación humanística de estos profesionales, cuyos programas y textos básicos fueron propuestos y elaborados por la autora. Sin embargo, en la siguiente edición se eliminó la Ética y Bioética, lo que desestima el anterior reconocimiento.

Palabras clave: vocación; autoestima; identidad profesional; valores éticos profesionales; historia de la enfermería; ética y bioética en enfermería.


ABSTRACT

Introduction: The foundation of this research work, which was carried out from 1995 to 2002, lays in the knowledge of the past to understand the present and to transform the future. From the emergence of the first School of Nurses in Cuba, it was evident that knowledge about the history of this profession was needed since it was an important content to strengthen vocation and professional identity as well as teaching ethics as a theoretical fundamental of the moral behavior of the future nurses. In the 90's, there was deterioration of the performance model in a large number of nurses of different age groups in addition to poor identification with the profession, low self-esteem and professional pride. It was then necessary to respond to the generated scientific problem of how to strengthen the professional identity and the professional ethical values.
Objective: To share ideas with the nursing professionals with a view to contributing to the humanistic formation of nurses
Methods: Qualitative and historical methods based on research-action by using techniques such as survey, participating observation, focal group, Delphi, documentary analysis, historical interview and data triangulation.
Conclusions: On the emergence of Plans D in Cuba in 2002, curricular subjects like history of nursing, ethics and bioethics were then included in recognition of the requirements of the humanistic formation of these professionals. The basic syllabi and texts were prepared and submitted by the author of this paper. However, the following plans eliminated Ethics and Bioethics, thus denying the previous importance given to them.

Keywords: vocation, self-esteem, professional identity, professional ethical values, history of nursing, ethics and bioethics in nursing.


 

 

INTRODUCCIÓN

Partiendo del conocimiento del pasado se comprende el presente y se transforma el futuro.

Desde la fundación de la primera Escuela de Enfermeras en Cuba, se tuvo en cuenta la necesidad de conocimientos acerca de la Historia de la profesión, como contenido importante para fortalecer la vocación y la identidad profesional; y  también la enseñanza de la ética, como fundamento teórico de la conducta moral de las futuras profesionales.

La situación problemática que atrajo la atención de la autora fue el evidente deterioro del modelo actuante de un número nada despreciable de enfermeras de diferentes grupos de edades; la poca identidad, pobre autoestima y orgullo profesional, lo que definió el problema científico: ¿cómo fortalecer identidad profesional y valores éticos profesionales?

El objetivo de la investigación ha sido socializar con los profesionales de enfermería con el propósito de contribuir a la formación humanística de las enfermeras. Y para tratar de alcanzarlo se ha hecho uso de las metodologías cualitativa e histórica, con tareas dirigidas a comprender la realidad, aportando además conocimientos acerca de hechos y figuras destacadas de la profesión. Pero como el interés no era solo describir y comprender la realidad, sino transformarla, se decidió aplicar la investigación-acción, utilizando variadas técnicas, tales como la encuesta, la observación participante, grupo focal, la técnica de Delphi, el análisis documental, la entrevista histórica y la triangulación de datos.


Antecedentes históricos

El surgimiento de la enfermería profesional

En los primeros años de la década de los años 40s del siglo XIX, una joven dama inglesa, de amplia cultura y elevada sensibilidad, nombrada Florence Nightingale, visitaba en Alemania, la Escuela de Diaconisas del Pastor protestante Fliedner y su esposa Friedericka, donde se formaban enfermeras prácticas. Esta visita cambiaría radicalmente su vida; en 1850 recibía allí sus primeros cursos de enfermería. Cuando estalla la Guerra de Crimea, en 1854, marcha al frente de batalla, acompañada de otras 36 mujeres, y durante 20 meses desplegó una labor meritoria, que la hizo acreedora del título de Heroína Nacional otorgado por la Reina Victoria.

En el hospital de guerra de Scutari, donde se desempeñó, aplicó la observación inteligente en la evaluación del estado de los heridos y enfermos, y registró, matemáticamente, todos los ingresos, clasificados por sus causas, por lo que se le reconoce como pionera de la aplicación de las estadísticas sanitarias y la primera gran administradora de hospitales por sus dotes organizativas de los recursos humanos y materiales. A su regreso a Inglaterra fundaba la primera Escuela de Enfermeras con formación teórico-práctica.1 Entre sus publicaciones de esa época destaca su definición conceptual de la enfermería.2

Fundación de las primeras Escuelas de Enfermeras en Cuba

Con esta herencia cultural, las enfermeras norteamericanas que acompañaron al ejército estadounidense en la I Intervención y Ocupación en Cuba, no se dedicaron solo a cuidar a enfermos y heridos, sino que fundaron la primera Escuela de Enfermeras, en 1899, en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes, utilizando el Plan de Estudios que ellas aplicaban en sus escuelas. Al frente de esa escuela estaría Miss Mary O'Donnell. 3

A la fundación de esta escuela seguirían las de Cienfuegos, Hospital Número Uno (hoy General Calixto García), Matanzas, Camagüey, Remedios y Santiago de Cuba. La primera graduación de enfermeras cubanas, procedentes de la primera escuela, ocurría en 1902.4 Una de estas primeras siete graduadas, Martina Guevara Molina, sería más tarde la primera enfermera cubana que  cursara estudios en EUA para formarse como profesora de enfermería.5

Desde la fundación de la primera Escuela de Enfermeras, se tuvo en cuenta la necesidad de conocimientos acerca de la Historia de la profesión, como contenido importante para fortalecer la vocación y la identidad profesional; y  la enseñanza de la ética, como fundamento teórico de la conducta moral de las futuras profesionales, proyectando como modelo ejemplificante a Florence Nightingale, la fundadora de la enfermería profesional.


Las Escuelas de Enfermeras en la República

La enfermería, una profesión tradicionalmente femenina, se amplió en Cuba a partir de 1910 con la primera Escuela Libre de Enfermeros, en la Casa de Salud "La Covadonga". Años más tarde, en 1915, aparecerían otras escuelas y en 1937, se inauguraba la Escuela Nacional de Enfermeros de Cuba en el Hospital de Dementes de Mazorra, graduando a sus  primeros diez enfermeros en 1939. Ese año se insistió en la necesidad de cerrar las otras escuelas de enfermeros, pues sus programas eran menos exigentes y -según el criterio del Colegio de Enfermeras- constituían "un atentado contra la enseñanza de la enfermería". A inicios de la década de los años 50s se inauguraría la Escuela de Enfermeros del Hospital Militar "Carlos J. Finlay".6


La enfermería cubana al triunfo de la Revolución

La enseñanza de enfermería sufre una gran transformación al ampliarse las matrículas de las escuelas existentes, reapertura de algunas que habían sido cerradas -como la de Matanzas- y comienza un período de creación de nuevas Escuelas de Enfermeras para dar respuesta a una de las principales y primeras medidas revolucionarias: la salud, derecho de todos y deber del Estado. Para el ingreso en estas escuelas se establecía como requisito mínimo el haber cursado el octavo grado de la enseñanza secundaria. Todas las escuelas eran para el sexo femenino, con excepción de las Escuelas de varones, existentes en los Hospitales "Dementes de Mazorra" y Militar "Carlos J. Finlay".

A principios de la década de los años 60s se inaugura una nueva Escuela de Enfermeras, anexa al Hospital Nacional (hoy Enrique Cabrera), en la que los requisitos de ingreso eran más elevados. Se exigía el Bachillerato terminado o título de las Escuelas Normales de Maestros. En 1962 se suspenden las escuelas de enfermeros hombres.

La invasión tecnológica en el campo de las ciencias de la salud, ocurrida a partir del inicio de la década de los años 70, propició el surgimiento de nuevas funciones para la enfermera al nivel mundial. Sin embargo, desde mediados del siglo, sólo los países altamente industrializados, con un gran crecimiento económico, venían siendo favorecidos con la incorporación de nuevas tecnologías que habían obligado a la formación universitaria de sus recursos humanos en enfermería, mientras que los países en desarrollo sólo podían aspirar, como máximo, a la formación técnica.

Cuba no era una excepción, aun cuando su estructura socioeconómica diferente redundaba en un crecimiento económico mayor al del resto de los países del continente. La premisa de justicia social, evidenciada desde la misma gestación del proceso revolucionario, obligaba no sólo a poner a disposición de todos los recursos materiales y humanos con los que se contaba en esos momentos, sino que demandaba la necesidad de ir a su mejoramiento, en aras de incrementar la calidad de los servicios de salud y con ello el grado de satisfacción de la población.

Es en este contexto histórico en el que la bicentenaria universidad habanera se incorpora a la estrategia política de incrementar la fuerza calificada del país, a expensas de la formación universitaria, en correspondencia con el grado de desarrollo alcanzado en diferentes ramas de la economía, tanto de la producción como de los servicios.


Inicio de la formación universitaria en enfermería

 A mediados de 1973, se definió el propósito de la formación universitaria de enfermeras, y la necesidad de identificar los conocimientos y habilidades que debían poseer las enfermeras universitarias.

El curso académico 1976-1977 marcaba un importante hito en la historia del desarrollo de la enfermería profesional en el país, pues se iniciaba la formación de enfermeras al nivel universitario. De este modo, Cuba se ponía a nivel de su tiempo. El primer curso lo integraron 11 estudiantes: 10 mujeres y un hombre.7

Un momento de trascendental importancia fue la constitución del Destacamento Carlos J. Finlay, el 15 de marzo de 1982. Unos meses más tarde, el 11 de junio, se celebraba un Claustro Extraordinario de Profesores del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana (ISCM-H). Ese Claustro resultó un momento de incomparable riqueza para todos los presentes.8  Ese año terminaba con 20 217 estudiantes de Ciencias Médicas, de ellos, 540 de Licenciatura en Enfermería.9

A lo largo de estos años, ha habido grandes avances y pequeños retrocesos, éxitos y dificultades, incomprensiones y tolerancias; pero, indudablemente, el saldo ha sido realmente positivo.


La crisis económica de los años 90s y su repercusión en los valores de la sociedad cubana

En el contexto de la crisis económica de los años 90s -que afectara a Cuba doblemente, por el continuo bloqueo económico de EUA y la caída del socialismo en Europa del Este, a lo que se sumaron las insuficiencias internas- comienzan a apreciarse afectaciones en la calidad de la educación y la salud, dos grandes conquistas de la Revolución Cubana, que habían sido privilegiadas a lo largo de las tres décadas precedentes.

En el caso de las enfermeras, su modelo actuante comenzaba a sufrir  un ostensible deterioro, marcado por falta de identidad y orgullo profesional, pobre autoestima -que se reflejaba en trato inadecuado a pacientes y familiares-, poco respeto de su dignidad, falta de capacidad de escucha, poca ética entre colegas y poco compromiso social -no pocas de ellas emigraban hacia otras profesiones u ocupaciones-.

A mediados de esa década, en marzo de 1995, se había creado la primera Cátedra de Bioética en el país (Facultad de Ciencias Médicas "General Calixto García"), con la misión de estudiar la Bioética, nueva disciplina surgida en EUA a fines de los años 60s y principios de los 70s como consecuencia de las grandes disparidades ocasionadas por la introducción del nuevo modelo económico, el neoliberalismo, los efectos de la Guerra de Viet Nam y las luchas sociales en contra de las discriminaciones raciales y étnicas y por las reivindicaciones feministas.10

Casi de inmediato, la Cátedra comenzó la labor educativa formal, ofreciendo cursos de post-grado, con contenidos básicos para los interesados en la temática, destacándose desde un inicio los profesionales de enfermería.11


Inicio de la investigación-acción

Aprovechando la labor de capacitación en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR), fue que se concibió un estudio de carácter exploratorio, con profesionales asistenciales, directivas y docentes de enfermería, con quienes se pudo identificar el bajo nivel de conocimientos acerca de los fundamentos teóricos de la ética social y profesional y su reflejo en la conducta moral profesional, evidenciando el deterioro del modelo actuante de no pocas enfermeras.


Diagnóstico inicial

Se ponía en evidencia la necesidad de lograr que los educandos adquirieran el dominio de las competencias propias de la profesión, en las cuales están incluidas las actitudes y valores,12 así como la formación ciudadana y en ciencias sociales.13

Pero la formación de valores solo es posible sobre la base de las condiciones histórico-concretas dadas, cuestión que la educación no puede trascender, no puede obviar. El problema de la educación moral no es una cuestión de opción individual, sino es un proceso condicionado por el sistema de relaciones y de la vida material en el cual están insertas las personas.

La cuestión no estaba solo en la necesidad de diagnosticar la situación, sino de modificar todo lo que era necesario, por lo que, ante el resultado del estudio exploratorio, surgió el primer cuestionamiento: ¿cómo contribuir al fortalecimiento de los valores éticos sociales y a la construcción de valores éticos profesionales con las enfermeras?


Nuevas consideraciones a partir de la observación y reflexión

Ya en el año 1996, al observar el desempeño profesional de enfermeras de los niveles secundario y terciario, se había percibido algo más que el deterioro de algunos valores morales que habían caracterizado a la profesión de enfermería. Se evidenciaba también poca identidad, pobre autoestima y orgullo profesional entre un número nada despreciable de jóvenes enfermeras.

La elección de la futura profesión o actividad laboral y su desempeño, se apoyan en la vocación, que puede definirse como la afición e interés hacia determinada actividad y la valoración que hace el sujeto de sus capacidades, aptitudes y cualidades, y forman parte esencial en la elaboración de un proyecto de vida.14

La identidad, por su parte, es la percepción de uno mismo como único y diferente.15 Las profesiones se diferencian de los oficios en que, mientras los últimos están basados tan sólo en el entrenamiento práctico, las primeras requieren de una educación teórico-práctica acerca del sistema de conocimientos y habilidades intelectuales y prácticas que corresponden a su ciencia particular y también de las actitudes y valores que deben acompañarla.16

Al comparar a la medicina y los médicos, con la enfermería y las enfermeras, pueden apreciarse diferencias entre sus objetos de estudio y las competencias y el desempeño de ambos. Cuando se habla de médicos, se está refiriendo a los profesionales que diagnostican estados de salud o enfermedades de personas, familias o comunidades, y aplican tratamientos correspondientes al diagnóstico para promover salud, prevenir, curar y rehabilitar enfermos. Pero cuando se habla de enfermeras, se está aludiendo a profesionales que identifican o diagnostican las diferentes respuestas de las personas, familias o comunidades a las alteraciones reales o potenciales relacionadas con su salud y bienestar, incluyendo no sólo los aspectos físicos sino también los psicológicos, espirituales y sociales. De ahí que los cuidados de enfermería estén dirigidos a organizar y ejecutar el Plan de Cuidados para satisfacer las necesidades básicas del sujeto afectado, y no sólo a aplicar los tratamientos indicados por el médico.17

Es evidente que no es posible lograr la integración paritaria de la enfermería al equipo de salud si no logra despertar el respeto y la consideración que se le debe como profesional formado en una ciencia constituida. Pero los demás no pueden respetar a quienes no siempre y en todos los casos se respetan a sí mismas.

El respeto a una profesión y a una ciencia proviene del conocimiento que tienen sus adeptos acerca del desarrollo histórico de ellas y, por supuesto, de las características especiales que han distinguido a las personalidades más relevantes y sus aportes concretos, en materia de nuevos conocimientos, de todo lo cual se sienten orgullosos herederos los nuevos profesionales. Esta convicción generó la idea de realizar una investigación histórica en aras de alcanzar nuevos conocimientos acerca de la historia de la enfermería al nivel universal y, especialmente nacional.


Tendencias actuales de la educación en enfermería al nivel universal

La relación interna entre la pertinencia social de la formación de enfermeras y la diversificación de los escenarios docentes no es solo una preocupación y ocupación de la pedagogía cubana y en especial de la educación en las ciencias de la salud, sino que, en el caso de la educación en enfermería, se ha puesto también de relieve por la Asociación Latinoamericana de Escuelas y Facultades de Enfermería (ALADEFE)18,19 y la Organización Panamericana y la Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), 20 asumiendo como desafío la necesidad de desarrollar modos de actuación específicos y, al mismo tiempo, valores profesionales directamente relacionados con el cuidado a otras personas.13,19, 21

Cuando se habla de "modos de actuación específicos" se está haciendo referencia a identidad profesional, que solo se logra cuando se conoce las diferencias con otras profesiones, y los hechos y figuras de la historia de la profesión de los cuales se puede sentir orgullosa la persona que ha elegido o ejerce la profesión. Y cuando se habla de "valores profesionales directamente relacionados con el cuidado a otras personas" está implícito que los profesionales no solo tienen identificados esos valores, sino que saben fundamentar teóricamente por qué y cómo se manifiestan esos valores en el desempeño profesional.

En consecuencia con lo anterior, la cuestión a definir era ¿cómo incorporar el aprendizaje de estos temas, evidentemente importantes, en el Plan de Estudios de la carrera de enfermería?


La formación humanística de las enfermeras: una necesidad insoslayable

Hasta muy recientemente, la mayoría de las conceptualizaciones teóricas acerca de la ética, e incluso propuestas de modelos de procedimientos para la toma de decisiones éticas, no atañían directamente a las enfermeras, pues estas no sólo eran vistas como un personal subalterno y dependiente, sino que en realidad lo eran, puesto que todo su actuar profesional estaba vinculado sólo con el cumplimiento de las indicaciones médicas. De ahí que la mayoría de los problemas morales de la profesión de enfermería estuvieron circunscritos a "si la enfermera había o no cumplido correctamente las indicaciones médicas".

Pero a partir de la segunda mitad del siglo XX, con el reconocimiento de la enfermería como ciencia constituida, con su propio cuerpo teórico-conceptual y su método de actuación, esta profesión elevó su rango académico y, al alcanzar el nivel universitario, se vinculó -en un plano de igualdad con otras profesiones- en la atención de las personas, familias y comunidades en el proceso de salud-enfermedad.

Los cambios y ampliaciones de las funciones de la enfermera han influido en los problemas morales relacionados con la profesión. Las enfermeras, aunque han continuado realizando acciones dependientes de las órdenes médicas, han sumado las acciones interdependientes con otros profesionales del equipo de salud; pero lo más importante de todo, han iniciado la realización de un grupo, cada vez más numeroso, de acciones independientes, frente a las cuales son las únicas responsables desde el punto de vista de la competencia y desempeño profesional, demostrando en su actuar que incluye la perspectiva ética.

Toda vez que su método de actuación profesional, el Proceso de Atención de Enfermería (PAE), está dirigido a identificar las respuestas humanas de las personas, familia y comunidad que atiende, ante las posibles alteraciones de sus patrones de salud, con el propósito de realizar la intervención adecuada, la enfermera, desde el punto de vista de su ciencia particular y su correspondiente campo de actuación, necesita conocer el fundamento teórico de las acciones calificadas como buenas o malas, desde la perspectiva ética, a partir de los valores éticos profesionales, asumidos al nivel universal. Pero como la enfermería se desarrolla en una sociedad determinada, con sus propios valores reconocidos, la profesión de enfermería incorpora a los valores profesionales universales, aquellos que se corresponden con su sociedad particular.

Es evidente, pues, que en educación de enfermería se reclama la necesidad de fortalecer el estudio de la ética profesional, no solo como una asignatura curricular, sino como una experiencia práctica, formativa, que apliquen todos los docentes de enfermería, en todas las áreas de trabajo.

Unido a lo anterior, es preciso tener en cuenta que un profesional, en general, necesita tener identidad y orgullo profesional. En este sentido, una gran contribución para fortalecer la identidad y el orgullo profesional de las enfermeras es el estudio de la Historia de la Enfermería. El conocimiento del pasado no solo sirve para explicar el presente y proyectar el futuro; sino que también posibilita enorgullecerse de los aportes de la profesión al desarrollo de las ciencias en general y, en el caso de las enfermeras en particular, al desarrollo de las ciencias de la salud a escala universal y nacional. Sirve, además, para identificar el paradigma de personalidad profesional que se decide asumir.

 

CONSIDERACIONES FINALES

Aunque desde la fundación de la primera Escuela de Enfermeras en Cuba se tuvo en cuenta la necesidad de conocimientos acerca de la Historia de la profesión, como contenido importante para fortalecer la vocación y la identidad profesional; y  también la enseñanza de la ética, como fundamento teórico de la conducta moral de las futuras profesionales, en el Plan de Estudios inicial de la enseñanza universitaria no fueron contempladas estas asignaturas como tributarias a la formación de las competencias a las que se aspiraba.

Por otra parte, tomando en cuenta que al nivel universal se ha asumido como desafío en la formación de las enfermeras la necesidad de desarrollar modos de actuación específicos y, al mismo tiempo, valores profesionales directamente relacionados con el cuidado a otras personas, en Cuba, cuando surgieron los Planes D, en el año 2002, fueron incluidas las asignaturas curriculares de Historia de la Enfermería y Ética y Bioética en Enfermería, como reconocimiento a la necesidad de la formación humanística de estos profesionales, cuyos programas y textos básicos fueron propuestos y elaborados por la autora. 

Sin embargo, en la siguiente edición, a pesar de que uno de los grandes problemas que confronta la sociedad cubana actual y, muy especialmente, el sector salud es la crisis de valores sociales y profesionales, como expresión de una incoherencia teórico práctica, se suprimió la asignatura Ética y Bioética en Enfermería, planteando que sería sustituida por una estrategia curricular que, hasta la fecha, no se ha estructurado ni organizado a través de las asignaturas que integran la disciplina rectora de la carrera.

Esperemos que no sea demasiado tarde para reconsiderar la formación humanística de las enfermeras como una necesidad insoslayable.


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Recibido: 23 de enero de 2014.
Aprobado: 31 de enero de 2014.

 

 

María del Carmen Amaro Cano. Presidenta de la Cátedra de Bioética Facultad de Ciencias Médicas "General Calixto García". Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. Cuba. E mail: amaro@infomed.sld.cu

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